jueves, 20 de septiembre de 2018

Violeta Mon


Cuando pololeaba escuchaba Run run se fue pal norte como con pena. Como sabiendo que si un día él se iba esa canción me haría llorar. Aunque en vez de norte, sería sur. Él se fue pal sur y yo me quedé en el norte. No fue así, fue al revés. Yo me fui. Pero la canción sigue recordándome ese miedo. Esa pena contenida por algo que no había pasado (ni que pasaría) pero que de solo pensarlo se me oprimía el pecho de desesperación, del miedo, como un nudo en la garganta invisible, como una advertencia de lo que venía. Si se siente así de mal temerlo, imagínate vivirlo, me decía a mí misma a veces.

Ya lo había mencionado; odio ser tan autorreferente para escribir.

Pillé un libro sobre filósofas. Es gracioso que existan tantos libros especificando que se trata sobre mujeres. "Mujeres matemáticas", "mujeres poderosas", "mujeres filósofas". No se hace lo mismo cuando se trata de hombres. Porque el masculino se ha tomado como sinónimo de humanidad desde siempre; no es necesario especificar que se trata de ellos. Nosotras somos el otro. La otra, en este caso (¿no es chistoso y ridículo que todo lo "neutro" se hable en masculino? Cuando, como mujeres,  hablamos usando el "uno" -"cuando uno sale de la casa cierra con llave"- no decimos "una". Porque no es neutro. Lo vuelve femenino. Y lo femenino no es neutral; lo masculino lo es. Hasta refiriéndonos a una generalización que parte desde un yo femenino, nos volcamos al masculino). Es increíble como, a lo largo de la historia de la humanidad, las mujeres hemos terminado siendo una minoría, una tergiversación de lo neutral masculino para cada época en que hemos vivido. Una minoría que increíblemente constituye más de la mitad de la población humana mundial.

Si bien siempre he defendido el feminismo y a la mujer por sentido común, tan solo hace unos años he hecho la relación numérica y lógica que menos sentido tiene y a la vez más dice; las mujeres somos más de la mitad de la población mundial. Nunca hemos sido una fracción de la cantidad de hombres o algo así; somos, numéricamente, equivalentes. Y aún así apenas existimos en ámbitos "formales"; en la historia, el arte, literatura, filosofía, ciencia, parecemos no figurar (y digo parecemos porque no es correcto decir que no existimos; siempre estuvimos ahí, seguimos estando, pero no fuimos reconocidas, valoradas, por el contrario, sufrimos una brava invisibilización, he aquí la causa de esta aparente ausencia). No sería tan intrigante de no ser porque no es algo propio de una época específica; es algo mantenido en toda la historia de la humanidad. No se debe al azar. Tamaña ausencia no es producto del azar.

No es que no existiéramos. Existíamos. Pero no nos estaba permitido hacerlo.

1.41 am. Mañana tengo que empezar a estudiar semiología. O sea, hoy.

Se me está yendo la onda, así que escribiré lo que quería antes de rendirme e irme a acostar; se mezclaron dos cosas lindas entre ayer y hoy. Ayer vi un documental estando volada, sobre las cosas que no logramos ver, sea porque son muy lentas, muy rápidas, muy pequeñas, porque están fuera de nuestro rango de luz visible. Me enteré de que los mosquitos logran "ver" la temperatura, y por ello logran picar en áreas bien irrigadas de la piel, por ejemplo. Lo que más me chocó (no sé por qué tanto, si en física me pasaron esa materia, técnicamente la sabía, onda, la imagen estaba en mi cabeza, pero no había logrado integrarla) es darme cuenta de que los colores, parte del rango de luz visible, son ondas parte de un espectro en el cual también están las ondas ultravioleta, rayos X, infrarrojo, entre otros. O sea; los colores, o más bien, las ondas reflejadas en una determinada frecuencia, son iguales a los otros tipos de ondas no visibles por nosotros; no son distintos tipos de ondas; es decir, claro que sí, pero no es que tengan un carácter totalmente separado. No es que la onda del espectro visible sea 1 y la ultravioleta sea &; la onda visible sería 5 y la ultravioleta 70, es decir, están en un mismo código ¿? No son elementos separados, ajenos entre sí; son un continuo. Podría decirse que si fuésemos capaces de ver más allá del rango de luz visible, podríamos observar ondas ultravioletas, rayos X, etc., que, quizá, llegarían a nuestros ojos con otros colores.

Todo esto debí entenderlo de antes porque literalmente en todos los libros de física aparece una imagen muy explicativa del tema xd

Y recuerdo haberlo estudiado, memorizado, leído muchas veces, pero mi entendimiento total, la integración de todo en un macro-concepto, sólo lo logré ayer. Tal vez fue por la droga. O tal vez porque el documental explicaba mejor que mi profesor de física.

Al notar de esto, me di cuenta de que las cosas no son (solo) lo que vemos. Intrínsecamente, nada es de un color u otro, o de una forma u otra, o tiene cierta característica: las cosas no son, porque eso le daría un carácter de definición absoluta. Las cosas no "son" como las captamos (al menos, no totalmente); nuestros sentidos nos permiten construirlas de la forma en la que las conocemos, así existen para nosotros, así las definimos y así nos comunicamos, utilizando el concepto humano que le hemos atribuido a algo según la información que nuestros sentidos han interpretado. Pero no son así en modo alguno; lo que nosotros apreciamos de algo (un objeto, en este caso) es totalmente parcial. Groseramente parcial e incompleto respecto a la entidad total de ese objeto. 

Y es aquí donde (re)introduzco la segunda cosa linda que me pasó; leyendo el libro de filósofas, mencionan la metafísica (me encanta que se llame así simplemente porque en la repisa de Aristóteles, había un libro de física,y luego de ese libro había otro sobre estas hueás místicas y más allá de lo terrenal; por eso se llama metafísica, "aquello que en el estante está después de la física" xdxd), la búsqueda del ser, de la esencia de las cosas. Las causas primeras. Es algo tan inicial, una forma de filosofar tan pura, que muchas veces puede subestimarse, equivocarnos pensando que a estas alturas, en que el avance de la ciencia y tecnología son tales, la metafísica trata de cuestiones mayormente resueltas (o al menos me tiende a pasar así a veces). Y nada más lejano de la realidad (que chistoso mencionar la realidad hablando de metafísica eS TAN CONTRADICTORIO). A más sabemos, a más información y respuestas del mundo sensible obtenemos, menos tenemos del mundo más allá de los sentidos. Sabemos de los átomos, de las propiedades de la materia, de las ondas, los fotones, y una cantidad de conocimiento que escapa de lo que yo domino o siquiera he oído nombrar. Pero todo esto es captado por los sentidos, lo que ya establece un sesgo, una interpretación humana. No es que lo que captemos sea -necesariamente- errado o falso, pero es humano. Cae en una forma de codificación propia de nuestra especie, de nuestros circuitos nerviosos, de nuestra forma de almacenar e interpretar la información que el medio nos aporta. ¿Qué hay detrás de eso? Gráficamente; cómo se ve una taza más allá de nuestro rango de visión, más allá de ese espacio de luz visible. Qué es una taza si lo que nosotros logramos observar de ella es solo un porcentaje pequeñísimo de toda la amplitud de ondas que son capaces de impactar contra esa taza. ¿Cómo vamos a definir algo basándonos en nuestro rango de visión que abarca menos de un cuarto de todo el rango de ondas existentes? Sí, ahora la tecnología nos permite captar otro rango de ondas, por ejemplo las radiografías, o qué sé yo cuántas cosas más. Pero no solo hablo de las ondas; hay un universo (literalmente) que escapa a nuestro conocimiento, a nuestro entendimiento o siquiera a nuestra capacidad de percibirlo. Porque la humanidad no es objetiva; nuestros sentidos no son objetivos. Claro, por eso hemos creado instrumentos que los reemplacen. Pero mi inquietud va más allá; esos instrumentos siguen siendo humanos. Tienen parámetros humanos. Representaciones humanas. 

El punto es que por fin entendí. Por fin comprendí por qué los griegos le daban una y otra vez vueltas al logos, a la esencia, al "ser", a la "sustancia", al mundo sensible y el de las ideas. No lo había logrado graficar mentalmente. Con las ondas lo entendí. Cuando supe que el mosquito pica porque su visión se basa en el rango de temperaturas lo entendí totalmente; ¿qué preponderancia tiene la visión humana respecto a la de un mosquito?¿por qué es más válida u objetiva nuestra visión que la de ciertos animales que ven otro rango de colores?¿por qué insistimos en formarnos parámetros para medir variables y elementos que se nos escapan de nuestras manos de lo multidimensionales y complejas que son?

Supongo que por la misma razón por la que yo estoy escribiendo todo esto.